"Quién dijo que todo está Perdido? Yo vengo a ofrecer Mi Corazón"

martes, 28 de septiembre de 2010

Día 1 en Metán (25/09) - El comienzo de la aventura

Terminal de Retiro: así empezaba la travesía que otros un año atrás habían iniciado. ¿Nuestra tarea? Continuarla. ¿El propósito? Gracioso es tener que contar que no todos lo sabíamos. Sin embargo algo innegable es que nos sentíamos convocados. El reloj marcaba las 21:30 del día viernes 24 de septiembre, nuestras expectativas aumentaban, al igual que los nervios. Casi amontonados empezábamos a subir al micro, a las 22:00 consecuencia del retraso del servicio (en un coche cama, pese a que íbamos a iniciar viaje en un micro semi cama), entre risas y cantos.
El sueño no se hizo esperar, en unas horas estábamos todos dormidos, despertando muchos con las primeras luces de la mañana. Metán era una realidad cada vez más cercana. Hicimos una parada para el desayuno, y horas después estábamos llegando a la casa Carlos Mugica (la mayoría a pie para disfrutar de las sorpresas que nos esperaban camino hacia la casa). El recibimiento fue muy ameno, con un almuerzo recomponedor después del agotador viaje. Luego de este nos esparcimos un poco e hicimos una dinámica en ronda para conocernos, la cual constituyó el primer paso para acercarnos a la comunidad; acomodamos los bolsos en la biblioteca y conocimos más la casa.
Para disfrutar parte de la tarde que empezaba a presentarse, comenzamos una caminata con el fin de ampliar el panorama que teníamos en relación al conocimiento del barrio (la cual fue dirigida por Moni, hija de Lili, y los hijos de Gustavo, referentes principales de la comunidad pasionista de Metán). A medida que caminábamos, ellos nos demostraban su conocimiento indicándonos entre tantas cosas: tipos de árboles, contándonos como era la gente de la zona, etc. La realidad distinta nos chocó a todos, pero al mismo tiempo la motivación iba en plano ascendente.
  
Los mates fueron/son acompañantes incondicionales a todo momento con el desarrollo de las actividades. Las horas pasaban y la noche caía, acaparada de los problemas con los turnos para poder bañarse (éramos muchos y el agua se calienta a leña, el grito de alguno que se bañó con el agua fría no faltó, como las risas respecto a este. Algunos chicos y chicas nos encargamos de la organización en cuanto a turnos para cocinar, lavar, limpiar, etc. para hacer más estable la estadía, acompañados por Sabina.


La cena nos esperaba a todos reunidos frente a un rico plato de fideos, y luego de finalizada la misma acomodamos los colchones que había conseguido Gustavo y desplegamos nuestras bolsas de dormir. El sueño llegó mucho tiempo después de los chistes y la molesta risa del lado del rincón masculino.

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